VILLABUENA
LA felicidad tiene aroma a vino y suena al claqué del
embotellado en Villabuena, donde respira con orgullo contenido la Bodega Luis
Cañas, condecorado su crianza de 2009 como el mejor vino del mundo de 2012 en
relación calidad-precio (8,60 euros) por la Wine Advocate, la Biblia de los
caldos del célebre Robert Parker, el gurú que decide el reparto de los Oscar
del vino, un mundo mágico, repleto de matices, entresijos y recovecos. El
luminoso relámpago de la buena nueva llegó con una llamada de teléfono el
pasado 26 de diciembre, pero el cuaderno de bitácora, el linaje de ese vino que
todos desean con la escarapela dorada de los 92 puntos, pertenece a un relato
viejo como la viñas, caprichoso como los giros del tiempo, complejo como el
maridaje que dibuja el sol y sabio como la tierra. El secreto que encierra el
laureado vino se explica en una ecuación sin dobleces, en un enunciado sin
aristas, pero cuya profundidad es enorme, abisal.
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