Un licor es una bebida alcohólica
dulce (o seca), a menudo con sabor a frutas, hierbas, o especias, y algunas
veces con sabor a crema.
Históricamente, derivan de las
hierbas medicinales, generalmente preparadas por monjes, como los benedictinos.
Los licores fueron hechos en Italia desde el siglo XIII.
Algunos licores son preparados
por infusión de ciertas maderas, frutas, o flores, en agua o alcohol,
aguardiente, alcohol etílico y añadiendo azúcar, etc. Otras se hacen por
destilación de agentes aromáticos. La distinción entre licor y bebida
alcohólica no es simple, especialmente porque en la actualidad muchas bebidas
alcohólicas están disponibles con sabores dulces. Sin embargo las bebidas
alcohólicas con sabor no son preparadas por infusión. El contenido de alcohol
no es una característica distintiva, la mayoría de los licores tienen menos
grados alcohólicos que las bebidas alcohólicas, pero algunos licores pueden
tener hasta 70 grados ("Centerba degli Abruzzi").
Los licores pueden tomarse solos,
durante o después del postre, o pueden ser usados en cocktails o en la cocina.
nicialmente los licores fueron elaborados
en la edad media por físicos y alquimistas como remedios medicinales, posiones
amorosas, afrodisíacos y cura problemas. La realidad era que no se detectaba su
alto contenido alcohólico y así permitía lograr propósitos poco habituales.
La producción de licores data
desde tiempos antiguos. Los documentos escritos se lo atribuyen a la época de
Hippocrates quien decia que los ancianos destilaban hierbas y plantas en
particular por su propiedad de cura de enfermedades o como tonificantes. Esto
en parte era cierto, dado que, hoy día, es reconocido que el kümmel o la menta
ayudan a la digestión.
De estos factores, que los
licores son asociados a la medicina antigua y a la astrología medieval.
A través de los siglos fueron
también conocidos como elixires, aceites, bálsamos y finalmente como licores.
TIPOS DE LICORES
Según la forma de elaboración:
Aquellos con una sola hierba
predominando en su sabor y aroma.
Los que están elaborados a partir
de una sola fruta, por ende sabor y aroma.
Los producidos a partir de
mezclas de frutas y/o hierbas.
A nivel de su producción, existen dos métodos
principales. El primero, que consiste en destilar todos los ingredientes al
mismo tiempo, y luego siendo esta destilación endulzada y algunas veces
colorizada. O el segundo que consiste en agregar las hierbas o frutas a la
destilación base. Este segundo método permite conservar el brillo, frescura y
bouquet de los ingredientes; y es logrado utilizando bases de brandy o cognac,
resultando estos ser los de mejor calidad.
Según la combinación
alcohol/azúcar los licores pueden ser:
Extra seco: hasta 12% de
endulzantes.
Seco: con 20-25% de alcohol y de
12-20% de azúcar.
Dulce: con 25-30% de alcohol y
22-30% de azúcar.
Fino: con 30-35% de alcohol y
40-60% de azúcar.
Crema: con 35-40% de alcohol y
40-60% de azúcar.
También pueden clasificarse de
acuerdo al número de sustancias aromáticas y saborizantes que intervienen en su
elaboración.
Así pueden ser:
Simples: cuando se elaboran con
una sola sustancia, aunque se utilicen pequeñas cantidades de otras, para
mejorar el sabor o potenciar el aroma.
Mixtos: son los que llevan, en
distintas proporciones, pero con igual importancia, varios ingredientes. Los
licores más finos se preparan destilando alcohol de alta graduación en el que
se ha macerado un saborizante, o una combinación de ellos y tratando el
destilado con azúcar y generalmente, con materias colorantes.
Entre los
saborizantes más utilizados están, entre otros, la corteza de naranja, la
semilla de alcavarea y el endrino. Muchos licores han sido elaborados por
monjes como los Cartujos o los Benedictinos. Los licores pueden servirse como
aperitivos o después de las comidas y también como ingredientes en
combinaciones de bebidas y cócteles.
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